En este post focalizamos nuestra atención en el ligamento cruzado anterior (LCA), considerado principal restricción pasiva (tejido conectivo) a la traslación anterior de la tibia respecto al fémur. Su lesión a menudo se produce en contextos de “no contacto” con el pie apoyado en el suelo, estimándose que entre el 70-90% de las lesiones de LCA se dan en situaciones de desaceleración, aterrizaje y cambios rápidos de dirección.
Entre los factores que podemos encontrar que aumenten el riesgo de lesión del LCA es posible identificar los anatómicos, hormonales y neuromusculares, siendo estos últimos los que suscitan mayor interés al ser los que más podemos modificar (Artículo: desaferenciación propioceptiva). Entre ellos encontramos los siguientes:
- FUERZA disminuida de cuádriceps e isquiotibiales.
- RIGIDEZ ACTIVA disminuida de isquiotibiales.
- ACTIVACIÓN retardada de isquiotibiales.
- PROPIOCEPCIÓN disminuida de la articulación de la rodilla.(Lesión de ligamentos de rodilla: alteraciones cerebrales somatosensitivas y emocionales.)
- RATIO DE CO-ACTIVACIÓN ISQUIOTIBIALES-CUADRICEPS disminuido (H:Q ratio).
Una adecuada co-activación de cuádriceps e isquiotibiales es importante para proporcionar estabilidad a la articulación de la rodilla y entre otras cosas, reducir la cantidad de fuerza tensil situada en el LCA, ya que lo común es “sobre-activar” el cuádriceps respecto a los isquiotibiales, aumentando esta carga tensil sobre el LCA e incrementando por tanto su riesgo de lesión.
Como podemos ver en la imagen, en la que hemos realizado una sencilla descomposición de fuerzas, cada musculatura ofrece una fuerza traslacional hacia sentidos opuestos, variando la magnitud de cada una a lo largo del ROM para una misma fuerza creada por la musculatura, ya que ambas componentes (traslacional y rotacional) se irán modificando en función del ángulo de fuerza.
Una manera común de medir la co-activación de cuádriceps e isquiotibiales es calculando el ratio de activación H:Q (isquiotibiales:cuádriceps). Los ratios H:Q de 0,6 o más, parecen disminuir el riesgo de lesión en LCA e isquiotibiales, mientras que ratios cercanos a 1 indican activaciones altas de la musculatura isquiotibial, la cual asiste al LCA (evitando esa traslación anterior tibial, como apreciamos en la imagen).
RESUMIENDO…
Cuando este ratio de coactivación es:
- 0,6 o mayor: < riesgo de lesión de isquiotibiales y LCA
- cercano a 1: alta activación de los isquiotibiales (asistencia al LCA)
Según Dedinsky et al (2017); «para reducir el riesgo de lesión del LCA, es importante entrenar los isquiotibiales mediante ejercicios que produzcan ratios adecuados de co-activación H:Q (0,6-1)«, como algunos de los analizados en su revisión sistemática (citada al final del post y en la que nos hemos basado para su elaboración).
En la mayoría de los casos, como profesionales del movimiento no tendremos la suerte de disponer del equipamiento necesario para evaluar la activación de una musculatura en concreto, pero lo que si que podemos hacer es obtener el conocimiento y dominio necesario en mecánica del ejercicio para poder evaluar cómo las distintas fuerzas interaccionan en nuestras articulaciones creando torque o traslaciones hacia un sentido u otro, reduciendo el riesgo de lesión y creando los contextos más adecuados para nuestros clientes/pacientes.
NO TE PIERDAS NUESTRO WORKSHOP:
ARTÍCULO:
Dedinsky, R., Baker, L., Imbus, S., Bowman, M., & Murray, L. (2017). EXERCISES THAT FACILITATE OPTIMAL HAMSTRING AND QUADRICEPS CO-ACTIVATION TO HELP DECREASE ACL INJURY RISK IN HEALTHY FEMALES: A SYSTEMATIC REVIEW OF THE LITERATURE. International journal of sports physical therapy, 12(1), 3.
LINK: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5294945/
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